martes, 15 de febrero de 2011

La medida del mundo

Recientemente he estado muy interesado en la cartografía antigua, especialmente en los mapas medievales anteriores a Mercator, donde se representaban los límites de las tierras conocidas como territorios imaginarios, basados en descripciones fabulosas y  en la tradición oral. Eran representaciones pseudo fantásticas, la cartografía se transformaba en un acto literario.  En la alta edad media se dan dos tipos de mapas principalmente. Los mapas 'O' y los mapas 'T'. Los mapas en forma de O porque hay una circunferencia que envuelve todo el mapa y representa a la Tierra. En forma de T porque la T representa los tres ríos que salían del paraíso terrenal. Dicha 'T', dividía a su vez a la tierra en los tres continentes conocidos, Europa, Asia y Africa. En los límites de estos mapas aparecían todo tipo de seres y accidentes geográficos inventados, fruto de la especulación entre viajeros, juglares, teólogos, reyes, visionarios, cartógrafos y artistas.


Hace poco escribí una pieza llamada 'la medida del mundo'. El planteamiento de la obra es sencillo: una sola voz se desdobla en muchas, creando una conversación entre varios 'objetos' y una cantante. La cantante graba su voz con 3 grabadores diferentes, esas grabadoras son a su vez introducidas dentro de diferentes objetos que son espacializados en el escenario. Dichos objetos funcionan como espacios artificiales, como filtros para el sonido de los casettes. Los textos que son grabados están constituidos por números. Estos números, a su vez, se corresponden con diferentes medidas y dimensiones del atlas de la Tierra: longitudes, circunferencias, distancias, masas, inclinaciones, volúmenes... La obra es realmente una conversación sobre cartografía y un mapa en si misma. La voz de la cantante y sus réplicas funcionan como faros, o puntos geográficos en el espacio del escenario y como señales en el mapa temporal de la obra.

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