miércoles, 16 de febrero de 2011

futuro nostálgico

Hace unos días estuve en Viena para el estreno de una obra para piano para niños. La obra  es técnicamente muy sencilla, con medios muy acotados (a diferencia de muchas de las otras obras del programa, ¿los niños del futuro podrán medir 11 contra 7 sin pestañear? )
Amanda, la chica que tocó mi obra, hizo un trabajo extraordinario, fue tremendamente musical e imaginativa en la interpretación. Lo que me sorprendió un poco fue la velocidad en la que los objetos se desfasan históricamente, adquiriendo rasgos inusitados de antiguallas de coleccionismo. En una de mis obritas utilizo una grabadora de casette, que va registrando en vivo lo que el pianista va tocando. Después utilizo esas grabaciones para que el pianista interprete sobre ellas, creando de alguna manera música de cámara individual. Los técnicos de sonido buscaron grabadoras por todo el edificio de la universidad de música de Viena durante horas y no lograron encontrarlas. Al final uno de ellos tuvo que traer un walkman de su casa, tras desempolvarlo y quitarle las consabidas telarañas. Es curioso el desfase de los objetos en la historia reciente, en unos años se convierten en parte integrante de la escoria tecnológica, del vintage de la electrónica, las ruinas del avantgardismo de ayer.
A mí personalmente me entusiasman estas grabadoras a pilas, me retrotraen a mi infancia cuando uno podía utilizar casettes viejos y grabarse a sí mismo sobre el último álbum de Mecano o los nocturnos de Chopin (eso sí, colocando un trozo de cinta aislante sobre el lugar adecuado). El resultado era un palimpsesto, entre los ecos de la grabación anterior y la nueva capa sonora que se añade sobre esta. También son objetos en los que los procesos son observables, la cinta discurre mientras se va grabando, se observa el engranaje, el mecanismo... el ruido del rebobinado, los 'clicks' del pause y el stop.
Mi obrita para pianista y grabadora utiliza también estos ruidos de la mecánica del aparato como parte integral, como si fuera un instrumento independiente que interacciona con el piano.
Durante las preparaciones técnicas del concierto se dieron todo tipo de comentarios en relación al uso de esta grabadora: ¿por qué no utilizar medios digitales en vez de una obsoleta grabadora a pilas?.
    Walter Benjamin escribe: " La verdadera imagen del pasado transcurre rápidamente. Al pasado sólo puede retenérsele en cuanto imagen que relampaguea, para nunca más ser vista, en el instante en que es reconocida."  Uno de los objetivos del pensamiento de Benjamin era destruir la inmediatez mítica del presente  al no incluirlo en una secuencia cultural que lo afirma como culminación, sino descubriendo la serie de orígenes históricos que conforman el continuo de la historia. Yo pensaba un poco en este tema cuando los técnicos de sonido se volvían locos revolviendo en la morgue de los aparatos desfasados. De alguna manera las grabadoras son parte de mi arqueología personal. Mi relación con estos objetos trasciende al momento actual, se han convertido en elementos del continuo de una estética propia, Stradivarius de plástico en la era digital.

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